Las brechas de ciberseguridad se han convertido en sinónimo de piratas informáticos lanzando ataques sofisticados con tecnología avanzada, pero la verdad es que la mayor amenaza a la seguridad en las empresas sigue siendo la falta de cuidado de sus propios empleados.
La mayoría de los incidentes de seguridad de los datos comunicados a la Information Commissioner’s Office (OIC) han revelado la presencia del error humano. Una de las causas más comunes es enviando un correo electrónico con datos sensibles al destinatario equivocado. En este sentido la función de “auto completado” ha convertido a este error en particularmente fácil de cometer por cualquiera, incluso cuando la empresa ha invertido en formación y sensibilización.
La mejor manera de prevenir las fugas de información es hacer que los datos, en sí mismos, sean inservibles para cualquier persona excepto para las personas autorizadas. Mediante el cifrado de los archivos sensibles conseguimos que sólo los usuarios autorizados puedan acceder a ellos. Si los datos sensibles se envían accidentalmente, o no, al destinatario equivocado, este no podrá acceder a ellos.
A pesar de que estamos viviendo en un mundo digital, los documentos en papel aún son son los responsables más comunes de las violaciones de la seguridad de los datos.
Las impresiones físicas no se pueden cifrar con eficacia por lo que existe mayor riesgo de fuga. Sin embargo, es posible hacer que los documentos físicos sensibles sean marcados (marcas de agua, encabezados, pies, etc.) de forma dinámica. Esto significa que los documentos siempre se pueden rastrear hasta su origen y revelan información importante, por ejemplo sobre dónde, cuándo y quién imprimió un documento.
Todo ello junto a la concienciación adecuada de nuestros empleados, conseguimos hacerlos más responsables sobre los documentos a su cuidado, que se traduce en un mejor control de los mismos o asegurar que se eliminen correctamente en la oficina.
Por Rui Melo Biscaia
Director of Product Management
Whatchful Software